Public Project
VISIONES
I will show you fear in a handful of dust.
T.S Eliot - The Waste Land, 1922.
As I was walking through desert lands, I came upon a sacred figure made of stone, broken and cracked. Gossip say that it was a tomb raider; others think that it was the barrenness and others still assure that it was Time. There are places which are cracked naturally and because of their strangeness, it’s something magical. The first encounter with this remote peninsula was through that figure. A paradox. A mirage of this empty village.
Paraguaná is situated to the North West of Venezuela, also known as “conuco entre el mar”. Its ethnic and indigenous pluralism defines the identity of the people who inhabit this hostile land. The locals sit outside their homes to watch, to contemplate. While the sunlight declines, a surreal spectacle begins. The necromancers invoke the dancing spirits who refer to our ancestors, the salt flats lead us a vast and dreadful space, and the salt man holds in his burnt skin crevices of his memory. And the local watches. In the meantime, I walk lost between roots and mesquite trees, observing how the vision I had dissipates in the evening horizon.
2013
VISIONES
Y de tu sombra, elevándose al ocaso para encontrarte;
Te enseñaré el miedo en un puñado de polvo.
T.S Eliot - La Tierra Baldía, 1922.
T.S Eliot - La Tierra Baldía, 1922.
Caminando por tierras desérticas me encontré una figura de piedra sagrada, estaba rota, resquebrajada. Dicen las malas lenguas que fue un profanador de tumbas; otros piensan que fue la aridez; y varios aseguran que fue el tiempo. Hay lugares que están agrietados por naturaleza y en su extrañeza, hay algo mágico. El primer encuentro con esta remota península fue a través de esta figura. Una paradoja. Un espejismo de este pueblo vacío.
Al extremo noroeste de Venezuela está Paraguaná, también conocida como “conuco entre el mar”. Su plurismo étnico y autóctono definen la identidad del que habita esta tierra hostil. Los lugareños se sientan a las afueras de sus casas a mirar, a contemplar. Mientras baja la luz del sol, comienza un espectáculo surreal. Los nigromantes invocan los espíritus danzantes que remiten a nuestros antepasados, las salinas nos adentran a un espacio vasto y pavoroso, y el hombre de sal tiene en su piel calcinada, resquicios de su memoria. Y el lugareño contempla. Mientras yo camino perdida entre raíces y cujíes, observando cómo se disipa en el horizonte de una tarde, aquella visión que tuve.
2013
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