Public Project
Diary of the pandemic: affects and fragility
A few days before the quarantine and the total isolation in Guayaquil, my mother had a ruptured fistula, an abnormal connection between two parts of the body. In this case, the artery and vein have been surgically joined to perform hemodialysis, the treatment for chronic kidney failure that has kept her alive for 5 years. Prior to this emergency from which he recovered, my father had a thrombosis, half of his body was disconnected from his brain, leaving paralysis and loss of sensation on his entire right side.
During these last years I accompanied and sustained the crisis of my parents caused by the alterations of his health. This situation has affected to some extent the bonds and our most intimate family dynamics. With the current panorama that forces us to demarcate physical limits, within the limits, these invisible lines are blurred in pursuit of the care of the other.
In this diary, I photographs as an exercise where the affective and the vulnerable continually overlap. This collaborative space between my parents and me has led us to create new forms of coexistence, revalue time and reconstruct the bond of the most intimate affections, the memories we have and those that we lack to live.
ES
Unos días antes de la cuarentena y el aislamiento total en Guayaquil, mi madre tuvo la ruptura de su fístula, una conexión anormal entre dos partes del cuerpo. En este caso la arteria y la vena se han unido quirúrgicamente para poder realizar la hemodiálisis, el tratamiento para la insuficiencia renal crónica que la mantiene con vida desde hace 5 años. Previo a esta emergencia de la que se logró recuperar, a mi padre le dio una trombosis, la mitad de su cuerpo se desconectó de su cerebro dejando una parálisis y la pérdida de sensibilidad en todo su lado derecho.
Durante estos últimos años he acompañado y sostenido las crisis de mis padres causadas por las alteraciones de su salud. Esta situación ha afectado en cierta medida los vínculos y nuestras dinámicas familiares más íntimas. Con el panorama actual que nos obliga a demarcar límites físicos, dentro de casa los límites, estas líneas invisibles se difuminan en pos del cuidado del otro.
En este diario fotografío como un ejercicio en donde lo afectivo y lo vulnerable se superponen continuamente. Este espacio colaborativo entre mis padres y yo nos ha llevado a crear nuevas formas de convivencia, de re-valorar el tiempo y reconstruir el vínculo de los afectos más íntimos, de los recuerdos que tenemos y los que nos faltan por vivir.
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