La cultura mexicana está entrelazada con el desarrollo del maíz, es parte de nuestra cocina, nuestra espiritualidad y la base de nuestra vida comunitaria. México, como centro de origen del maíz, cuenta con una gran diversidad del mismo, contando con 64 especies diferentes de maíz, 59 consideradas endémicas. Florecen en tierras consideradas pobres en nutrientes, enriquecen nuestra mesa con su variedad, es nuestro principal sustento. Su producción es nuestro camino hacia la soberanía alimentaria, nuestra arma contra el cambio climático.
Este proyecto nos introduce a la vision espiritual y rituales agrícolas de los pueblos indígenas de la Sierra Norte de Oaxaca, en los pueblos de Tanetze, Talea y Yagallo. El maíz es parte de su vida cotidiana, la gente lo cuida como si fuera un miembro de la familia, como el legado de nuestros ancestros.
Con el calentamiento climático actual, los microclimas de todo el mundo son especialmente vulnerables. Cada pequeño cambio amenaza a las especies endémicas, incluido el maíz nativo. Cada año, los agricultores de esta región trabajan arduamente por hacer crecer sus milpas, enfrentando muchas veces sequía y cambios notorios del clima, que impiden predecir como antes los tiempos de siembra y cosecha.
Si bien el maíz nativo es conocido por su resiliencia y adaptación a diferentes ambientes, la milpa no logra adaptarse a la velocidad del cambio climático y la intrusión de semillas transgénicas. La labor de estos agricultores es vital para preservar la rica variedad de su producto ancestral y cultural.
Mexican culture is intertwined with the development of corn, it is part of our cuisine, our spirituality and the foundation of our communal life. Mexico as the origin centre of corn, has a big diversity of it, counting 64 different corn species, 59 considered endemic. They flourish in lands considered poor in nutrients, they enrich our table with their variety, which is our main sustenance. Their production is our way to our food sovereignty, our weapon against climate change.
This project introduces us to the spiritual approaches and farming rituals of Indigenous people in the Oaxaca North Sierra, in Tanetze, Talea, and Yagallo villages. Corn is part of their everyday lives, and people look after it as they would a family member. They say it is the legacy of our ancestors.
With the current climate warming, microclimates around the globe are especially vulnerable. Each small change threatens endemic species, including native corn, and every year, farmers in this region struggle to notice how their crops produce less, putting them in precarious conditions.
Even when native corn is known for its resilience and adaptation to different environments, the milpa can’t catch up with the speed of climate change and the intrusion of transgenic seeds. The labour of these farmers is vital to preserving the rich variety of its ancestral and cultural product.