Public Project
Mestiza
La primera vez que me vi retratada en una placa de colodión húmedo, sin duda me impactó. Aquel pedazo de vidrio me devolvía una imagen que si bien, sabía era mía, a la vez me resultaba ajena, diferente, evocativa a otro tiempo o a otra vida; era mi reflejo, pero no sólo eso, era también el cumulo de preguntas, de sorpresa e inquietudes, que un antiguo ritual fotográfico traía para mí. No entendía como la misma imagen era tan mía y no al mismo tiempo. Como mi rosto moreno, obscurecido aún más por las cualidades mismas de proceso, irradiaba un aura que me atrapaba, que me estremecía, pero a la vez me invitaba a explorar, a retratar más.
Sin darme cuenta quedé atrapada, no sólo de la belleza del proceso, sino para mí lo más importante, enganchada a la experiencia del acto fotográfico. Ese del que somos parte al observar y ser observados, al tomarnos el tiempo de posar frente a la cámara: uno, dos, cuatro, ocho, dieciséis segundos, en los que nuestra figura es absorta por los haluros de plata, en el que el tiempo se detiene para dejar memoria de quienes cruzaron miradas. Abriendo un espacio para empoderarnos, para ser cómplices y creadoras de nuestra imagen. Un tiempo en el que incluso respirar requiere cuidado, consciencia de que el más ligero movimiento será registrado.
Así nació Mestiza, bajo la invitación de crear una imagen en colectivo, porque de entre todas las formas posibles de hacer retrato, ellas, mis amigas y familia habían accedido a ser mis cómplices, a dejarse exorcizar de los fantasmas del prejuicio y mirarse en la imagen que una placa argéntica nos creía devolver con dureza; firmeza, le llamó una amiga. Al fin teníamos esa opción, la de sentirnos y vernos firmes frente a la cámara, dejando afuera lo fortuito, conduciendo la imagen que de nosotras quedaba plasmada.
Mestiza es por ello el resultado del diálogo, la oportunidad para voltearnos a ver nuestra figura y abrazarla, para reinventarnos y representarnos desde la fuerza que en conjunto gestamos. Porque al final estos retratos no sólo hablan de la mujer que en ellos encontramos, representan también el carácter latente y vigente de nuestra feminidad escondida, ese que en la raíz tiene presente la herencia de la que goza. Así Mestiza se vuelve un gesto de resistencia que nos permite voltear a mirarnos como parte de la historia viva de nuestros pueblos. Lo mismo divinas que frágiles pues así es la complejidad de nuestro ser.
Mestiza?
Mestiza was a term to refer people who shared half Indigenous blood and half Caucasian blood. The term is a volatile mark to show a distinction and race supremacy. This project attempts to show us, our voices, our shapes surviving in our mixed culture. Over history, woman in the world has been suffered discrimination. In Mexico been a woman and also looks as an indigenous put us in a really vulnerable possition. My hope is to show what captivates my attention from the women I portray in these images, contemporary Mexican women, how they respond when we converse to create a representation of ourselves. It’s how we shape our identity. This is to encourage us to appreciate and embrace ourselves from our strengths, but also our weakness as a vibrant part of our complex culture.
The women in my portraits are friends and family, I chose them and asked them to participate because I was looking for people who I felt close to, people who I felt empathetic with. They are my mom, cousins, nieces and friends. At the end of the project, it flowed into a collaborative one. They put their time and souls in these images. I waited and I held them on a glass plate.
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