Jorge Luis Chavarría a través de una imagen poderosa en color, edulcorada, y con franca alevosía, construye paisajes fruto del maltrato al ambiente. El cielo amenazador es parte de su estilo poético, de sus encuadres. Lejos están esos horizontes verdes con ríos caudalosos que en algún momento sirvieron al transporte y sujeto de cantos de algún poeta. Estas imágenes preapocalípticas se convierten en focos de atención gracias a las estrategias de la estética. Como seres bellos que atraen, que despliegan sus encantos, pero que al acercarse, es posible percatarse de primigenio origen: el consumo frenético, irracional y poco responsable.
En las sociedades actuales, pocos son los que se percatan que pieza a pieza que se deposita en el basurero, contribuye a que un río puede llegar a tener un triste final, como el que presenta este fotógrafo. Ante la anomia de todos, lo que se denominaba el País de la Eterna Primavera, se esta transformando en territorios áridos y en algunos lugares en un enormes cloacas.
Las fotografías de Chavarría son una metáfora de la Guatemala de hoy, coinciden con el momento actual, un territorio devastado y sin ley. Es lógico que el autor apele al uso de esos colores dulces, como un tenue rayo de esperanza.
Miguel Flores Castellanos