Nuestro sistema económico y nuestro sistema planetario están ahora en guerra. O, más exactamente, nuestra economía está en guerra con muchas formas de vida en la tierra, incluida la vida humana. Lo que el clima necesita para evitar el colapso es una contracción en el uso de los recursos por parte de la humanidad; Lo que nuestro modelo económico exige para evitar el colapso es una expansión sin restricciones. Solo se puede cambiar uno de estos conjuntos de reglas, y no son las leyes de la naturaleza.
Naomi Klein
El Covid 19 nos trajo el silencio, lo cual no es una nueva realidad a mi persona, un sonido que aprendí a escuchar en sus distintos acordes, en parte por la fotografía, en parte por mi padre, que es la variable que me inclino a realizar este ensayo de el regreso de la producción; por lo cual pedí permiso a el Ingeniero José María Aponte, para visitar la empresa que opera en la Zona Franca de San Isidro, en la planta de CORFLEX.
CORFLEX es una empresa familiar Norteamericana fundada en 1984 en USA, dedicada a productos de rehabilitación ortopédica, manufactura en Republica Dominicana arranco en Agosto del 2013.
Las vivencias llegan en imágenes: Día de verano, cerca de las 14:00 hora en la planta de asfalto que operaba Asfalto Dominicanos –en lo que hoy es cercano a Carrefour, años 70+. Yo trabajaba en el laboratorio y la planta era parte de lo que supervisaba, había un problema de chumaceras y se había demorado más de la cuenta. Subí a la oficina a informarle a el Ingeniero. En el patio los volteos esperaban que se arreglara ver si se producía, igual en la calle los obreros y pavimentadoras, todo una cadena de personas. La secretaria me deja pasar, toco la puerta, avanzo luego de escuchar un adelante. El Ingeniero (mi padre) José Farías, tenía los pies sobre el escritorio, siempre con el detalle de que las botas quedaran afuera para no ensuciarlo -admito que es algo que practico y aprendí de el- le comente que ya casi arrancábamos, asintió con la cabeza, me di cuenta que no estaba de buen humor, le pregunte que pasaba, contestó: ¿Que pasa? ¡El Silencio!, En un tono grave.
Me choco, pues era un hombre que le gustaba la música, pero a la vez leer en paz unas cuantas horas al día, en silencio.
Se levanto, “vamos a la planta” me dijo. Caminamos entre las pilas de gravilla, el saludaba los operadores que se resguardaban en las sombras, luego del taller de mecánica, estaba el batch plant de hormigón, poco movimiento ahí también.
Me dijo, “ve este es el silencio, no hay producción, no hay trabajo”.
Entendí, ese ruido de las palas mecánicas moviéndose, de la gravilla en el tambor de la planta, el quemador del asfalto, era para el la mejor música.
Algo que he sentido desde que arranco el Covid 19 y la cuarentena, ese silencio en las plazas, en las calles. Por eso vine a CORFLEX, a escuchar ese sonido de producción, lo necesitaba.
En CORFLEX, según me explico el Ingeniero Aponte, ellos al volver se prepararon unos días antes haciendo mascarillas para el personal que vendría, de la matriz en USA le enviaron protectores faciales, realizaron pruebas rápidas, se mide la temperatura, cambiaron los horarios internos de descanso y comida (la cual provee la empresa y todos comen lo mismo), se coloco plexiglas en el comedor, se evita el contacto interno.
El Covid creo un umbral que pasamos, estamos en el año 0: si 0, pues nos dimos cuenta de la contaminación creada por los automóviles y aviones, de lo globalizado y conectado que estamos en algunas cosas –no para entendernos y apoyarnos; nos ha puesto la necesidad de respuesta globales a problemas creados por la globalización y nuestro movimiento desmedido por el planeta. Por un lado el país se pudiera beneficiar de producir en el sector de zona franca a USA por su cercanía, repensar el turismo y bajar el gasto público; mejorar los sistemas de salud y el transporte colectivo, entre otras medidas.
En el comedor, del lado detrás del plexiglás, observaba a el ingeniero Aponte, me di cuenta que su mirada se perdía–la cual había visto en mi padre; me hace preguntar ¿como rediseñaremos la producción con menos consumo y obreros para realizarla, una capacidad de producción impuesta que no se puede obviar? ¿pasaremos a una modalidad de ganancias del sector gerencial menor para poder preservar la producción?
Como siempre la fotografía es una búsqueda –al menos en mi persona- de circunstancias humanas, muchas veces no obtengo respuestas, pero estas imágenes me llevan a otras preguntas.
Al regresar con el Ingeniero Aponte, me dio la gracias, su mirada –luego de verlo que mas o menos la producción marchaba, no con tanto ruido, pero al menos el sonido del trabajo digno que llega a unos cuanto, ya no tan perdida,si la de el que encontró un camino, y no sabe lo que le depara en los días venidero. Solo hay que pensar en los esquemas de producción caídos, de la imposibilidad de volver por ahora (¿meses?) a lo normal.
Año 0, nada será como antes, observo y trato de adaptarme.
Nota: dedicado a todos los obreros del país y el planeta.